HOTEL NUTIBARA, MUCHO MÁS QUE UNA ANTIGUA CONSTRUCCIÓN
David Milum llegó a Medellín con el deseo de conocer la ciudad de la cual todos sus amigos hablaban y tomó un taxi con la expectativa de saber que era de lo que tanto le comentaban. En su mente tenía un rumbo fijo y sin dudarlo pero en un español poco entendible le dijo al taxista que lo llevara al centro de la ciudad, al Hotel Nutibara, uno de los principales lugares que quería conocer.
Él un hombre alto, robusto, de ojos grandes y azules, arribó a la ciudad después de volar cuatro horas desde Atlanta, con la idea de pasar una de las mejores vacaciones de su vida, no sólo por conocer un nuevo lugar para él, sino porque sabía que en la ciudad encontraría mujeres bellas y sinceras, con quienes podría entablar una gran amistad.
Después de un viaje de hora y media en el taxi, David se encontraba en las afueras del Hotel Nutibara. Antes de ingresar, miró su alrededor y tuvo una sensación extraña al ver tantas personas, algo poco común para él, pero a su vez sintió una calidez humana, que lo hizo enamorarse de la ciudad.
“Cuando llegué me gustó ver tanta gente en un lugar y sentir que era alguien importante, porque todas las personas se preocupaban por como me sentía en mi primera visita a Medellín”, comentó David.
El hotel se fundó el 2 de agosto de 1937 y se inauguró el 18 de julio de 1945 en el centro de la ciudad. Cuenta con diez pisos y 132 habitaciones de diversos tamaños, entre las que se destaca la suite. Además, tiene once salones de reuniones con capacidad para mil personas y una piscina. Expresó Andrés Cardona, auditor del Hotel Nutibara.
En la actualidad la ciudad cuenta con varios hoteles y según Carlos Bolívar, Gerente de Mercadeo del Nutibara “tenemos algo que no tienen los demás y es tradición y cultura, esto no no lo va a quitar nadie, por más hoteles que monten en Medellín”. Fue esto lo que llamó la atención de David, quien además es amante de lo antiguo en especial de las grandes arquitecturas.
David, deseaba quedarse sólo una semana en Medellín, pero un encuentro en la recepción del hotel con una “maravillosa y gran mujer”, alargó su estadía con la intención de conquistar a una mujer de estatura media, cabello negro y rizado y ojos cafés “picaros”. Su nombre es Marta o como él la llamaría “su rosa colombiana”.
Desde ese día salieron a conocer la ciudad. Comenzaron a visitar los alrededores de su lugar de estadía: Plaza de Botero, Museo de Antioquia y La Casa de la Cultura. Además, recorrieron la capital antioqueña en Metro y como dijo Marta “nunca he sido amante de pasear por este medio, pero fue muy grato y placentero viajar al lado de alguien especial por esta hermosa ciudad”.
Pasado un mes David volvió a su ciudad natal, pero esta vez con la idea de volver a Medellín para casarse con Marta Posa, con quien mantuvo contacto permanente a pesar de la distancia.
Dos años más tarde David regresó a Medellín, haciendo realidad el sueño de casarse con Marta y volver como marido y mujer a Atlanta.
Sin embargo para ella convertirse en ciudadana americana fue un cambio de vida. “radical”. La amabilidad de las personas es lo que más extraña de su tierra natal y en cada visita a Colombia, pasan tres noches en el Hotel Nutibara como recuerdo de su primer encuentro.
Un hotel que después de 63 años de estar abierto al público se modifica para beneficio de cada uno de sus visitantes, porque “actualmente, quien menciona o escucha el Nombre de Hotel Nutibara, implícitamente está hablando de Medellín. Hoy, este es emblema nacional e internacional de la hotelería en Colombia”, afirma Sandra Correa, Publicista del Hotel.
Entre corredores, habitaciones, sábanas y muros transcurre la historia de un hotel, la cual no es sólo suya, sino de una ciudad que avanza con la tecnología, pero que también vive con la tradición y aprecia la antigüedad de un pasado, por medio de reformas que conservan su esencia y hacen del Nutibara un hotel emblemático de la ciudad.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario